ARTE RUPESTRE DEL ARCO MEDITERRÁNEO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PATRIMONIO MUNDIAL (ARAMPI)
Quién le hubiera dicho al Santo Úrbez que bajo la cueva del cañón de Añisclo, escogida por él como eremitorio en el lejano siglo VIII, contenía varias pinturas rupestres de época neolítica. De hecho, son pocos los que conocen este pequeño secreto guardado durante milenios, en unos los lugares más venerados por los habitantes de Sobrarbe y, en particular, del valle de Vió.
Las pinturas que han llegado hasta nosotros pertenecen al estilo esquemático, al igual que las halladas durante los últimos años en lugares tan alejados y a tanta altitud como el entorno del refugio de Góriz.
El paso del tiempo ha dejado su huella en estas obras, dificultando su localización y aún más su observación. Los arqueólogos que las han estudiado han identificado una composición geométrica, varias líneas verticales y restos de trazos, todos ellos en color rojo.
Estas pinturas forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la #UNESCO, catalogadas bajo la denominación "Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica", inscritas en 1998.
El conjunto abarca un total de 750 enclaves con arte rupestre, distribuidos a lo largo del litoral mediterráneo de la Península Ibérica y repartidos entre las Comunidades Autónomas de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana. Este extraordinario legado constituye el conjunto de arte rupestre más extenso de Europa.