El Bien Pirineos-Monte Perdido forma parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1997. Sin duda, fue un hito histórico para ambos países, Francia y España, ya que se trata de un territorio transfronterizo que incluye los valles de la vertiente norte (Gédre-Gavarnie, Aragnouet y Héas) y de la vertiente sur (Bujaruelo, Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta). 

Abarca una extensión de 30.639 ha, siendo la cumbre de Monte Perdido el punto más elevado. 

Este macizo montañoso ofrece una combinación única de formaciones geológicas, gran diversidad de paisajes y ecosistemas, así como especies de fauna y flora de valor excepcional. A ello hay que sumar el patrimonio cultural, tanto material como inmaterial, así como usos, tradiciones y huella humana presentes en el paisaje.

Bajo la misma categoría, la UNESCO reconoce tanto los valores naturales como culturales. También es sobresaliente su carácter transfronterizo, fortalecido gracias a la cooperación y los acuerdos entre ambos países. 

Formar parte de la Lista de Patrimonio Mundial es, sin duda, motivo de orgullo, al mismo tiempo que una gran responsabilidad en términos de gestión, conservación y disfrute, tanto para las generaciones presentes como futuras.