Descripción

Se parte del aparcamiento de la Ereta de Biés/San Úrbez y se llega a la ermita de San Úrbez. Se debe continuar la marcha hasta el puente de Sangons. Enseguida nace el camino a la izquierda hacia el pueblo de Sercué, senda que va ganando altura con fuerte pendiente al principio.

Antes de llegar a Sercué, a mano izquierda, un sendero conduce a los restos de una antigua yesería, donde se fabricaba yeso para la construcción de las viviendas.

Al cruzar el collado del Portillo, aparece ante el pequeño pueblo de Sercué. Hoy luce un aspecto cuidado y recuperado, fruto del esfuerzo de varias familias. Como tantas otras localidades del Pirineo aragonés, Sercué sufrió el impacto de la emigración hacia las ciudades durante las décadas de 1960 y 1970, lo que provocó su despoblamiento durante muchos años. 

Merece la pena la visita de la iglesia de origen románico.

Desde la parte baja del pueblo se desciende hasta el barranco de Viandico, donde se localiza el hermoso puente de piedra de las Espuciallas. 

El sendero sale a la carretera de Buerba a Fanlo. 

Siguiéndola hacia la izquierda se pasa junto al desvío que lleva a Buerba y Vió. Siguiendo la carretera, una indicación –Cañón de Añisclo– señala un atajo; en cinco minutos se alcanza el aparcamiento de donde se partió.