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ORDESA Y MONTE PERDIDO: HISTORIA

Origen de la protección de la naturaleza en España

La protección de la naturaleza en España tiene uno de sus orígenes en el valle de Ordesa, junto a la Montaña de Covadonga (hoy integrada en el Parque Nacional de los Picos de Europa). Ambos territorios fueron pioneros en obtener reconocimiento legal por su valor ecológico, paisajístico y simbólico.

Ordesa ocupa un lugar destacado en la historia de los espacios protegidos de Europa. Su declaración como parque nacional lo sitúa entre los primeros del continente, junto con precedentes establecidos en Suiza, Suecia y Rusia.

Yellowstone, el primer parque nacional

El origen del concepto de parque nacional se encuentra en Estados Unidos, donde surgió como respuesta al avance imparable de la industria, la agricultura y el crecimiento urbano. En 1872 se creó el Parque Nacional de Yellowstone, el primero del mundo, para preservar “santuarios naturales” frente a la degradación provocada por la actividad humana durante la Revolución Industrial

Esta idea fue conocida y valorada en España como una herramienta eficaz para conservar los paisajes más singulares del país.

A comienzos del siglo XX, los bosques del valle de Ordesa estaban amenazados por la tala intensiva, tal como ocurría en tantos otros territorios ibéricos. La caza excesiva también estaba diezmando la población del bucardo o cabra montés pirenaica. 

Lucien Briet, inspiración para Ordesa

Fue en ese contexto cuando el explorador, fotógrafo y escritor francés Lucien Briet llegó a la zona. Fascinado por su belleza, realizó una minuciosa exploración de Ordesa y valles circundantes, entonces casi desconocidos fuera de sus comunidades locales. Su admiración por el entorno fue tal que propuso su protección bajo la figura de parque nacional, siguiendo el modelo estadounidense.

La primera Ley de Parques Nacionales

El 7 de diciembre de 1916 se dio un paso decisivo con la aprobación en España de la primera Ley de Parques Nacionales. Este logro fue posible, en gran parte, gracias al impulso del Marqués de Villaviciosa de Asturias, Pedro Pidal, amante de la naturaleza y del montañismo, gran defensor de la conservación y promotor de una reserva para el Pirineo desde 1909.

Declaración del Parque Nacional de Ordesa 

El 16 de agosto de 1918, un Real Decreto firmado por S. M. el Rey Alfonso XIII declaró oficialmente el “Parque Nacional del Valle de Ordesa o del río Ara”, 22 días más tarde de la declaración del “Parque Nacional de la Montaña de Covadonga”. Su extensión inicial era de 2.088 hectáreas, comprendidas entre el Puente de los Navarros y las Gradas de Soaso, limitándose al fondo del valle.

El 14 de agosto de 1920 tuvo lugar su inauguración oficial, con una plantación simbólica de árboles. Al acto asistieron vecinos, alpinistas y destacadas personalidades como Pedro Pidal, su hijo Santiago Pidal, el geólogo Eduardo Hernández-Pacheco, el ingeniero de montes Armenteras y representantes del Ministerio de Fomento. 

La amenaza de inundar Añisclo se convierte en oportunidad

En los años 70, el parque volvió a verse amenazado. Se proyectó la construcción de una gran presa en el cañón de Añisclo con fines hidroeléctricos. La sociedad respondió con una movilización sin precedentes: montañeros, naturalistas, científicos, profesores, medios de comunicación y ciudadanos expresaron un rechazo contundente. Gracias a esa presión social, el proyecto fue descartado.

Ampliación y nueva denominación

Como resultado de esa defensa del patrimonio natural, en 1982 se aprobó una importante y última ampliación del parque, incorporando la vertiente española del macizo de Monte Perdido, la cabecera del valle de Pineta, el cañón de Añisclo y la garganta de Escuaín, además del fondo del valle de Ordesa que ya estaba protegido. 

Su superficie pasó de 2.088 a 15.696 hectáreas, y con ello adoptó su actual denominación: Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

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